La política respecto al problema de Cuba se resume en inoperancia durante todo el siglo. En la Constitución de Cádiz se contemplaba la representación de las colonias en las Cortes, pero esta Constitución apenas llegó a aplicarse. En la constitución de 1837 se contemplaba la posibilidad de darles un trato especial, pero finalmente no se hizo. El problema se vuelve a ignorar en la constitución del 45 y, de nuevo, con el gobierno de la Unión Liberal. 

Finalmente estalló la Guerra Grande de 1868 que duró 10 años con una paz que los españoles no llegaron cumplir. Al año siguiente estalló la Guerra Chiquita y, finalmente, en 1895, estalló la última guerra que daría lugar a la independencia de Cuba.