Cuando por fin se empiezan a poner las cosas emocionantes, se acaba el libro, al mejor estilo RL Stine. Como buenos gladiadores, luchamos hasta el último segundo para no caer en la desidia, contando anécdotas pochas, haciendo juegos de palabras horrendos e impidiendo a Bob que cante nada. ¿Conseguirán los chavales hacer que Courtney tenga miedo? Y, sobre todo, ¿le importa a alguien? ¡Qué miedo vais a pasar!