Nuestro protagonista no se puede quitar la cámara. O sí. O no. Para paliar la absoluta desidia improvisamos canciones, nos marchamos del estudio varias veces, otorgamos un par de chistes de 10 (con Bong Joon-Ho de invitado) y, en general, ofrecemos dos horas absolutamente caóticas. Porque, una vez más, estamos solos Bob, Gon y Randy. Y cuando los gallos se van, mandan los polluelos. Mira, ya no sé qué metáfora usar aquí. ¡Pasad buena cuarentena!