Muchas veces, le damos mucha importancia a nuestra parte espiritual, lo que nos enfrentamos a nuestra parte terrenal. Se trata de conciliar la vida con nuestro ego. Es difícil tratar este tema sin caer en alguna trampa; sin creer que estamos viviendo en coherencia con nuestra esencia más pura y darnos cuenta de que llevamos años en un engaño de la mente, viviendo de manera que no hemos ido hacia dentro para conocer nuestras sombras, y seguimos mostrando solo parte de nuestra historia. Y está bien, porque no siempre es el momento de transitar por algunos lugares. Cuando se vive en coherencia, hasta la persona más zafia puede ser nuestro gran maestro. Creo que nuestra personalidad es la manera de “encuadernar y leer” mejor lo que traemos para evolucionar y, así tener “elementos” desde dónde partir hacia nuestro camino de desarrollo.