El hombre caminaba junto a un joven, por el camino que llevaba a Turnu Severin, ambos cargaban canastas con vasija de cerámica que la familia había elaborado durante meses y pretendían venderlas en la ciudad, era tiempo de seca y el río Danubio, que corría junto a ellos, se encontraba bajo. Llegaron a un lugar en el que se podían ver un gran pilar en la orilla y otros más en el curso de la corriente, tenían una altura superior a los treinta metros. El joven preguntó – ¿Quién construyó eso, padre? – la respuesta dejó más dudas, – no lo sé, hijo, dicen que fue una raza de gigantes que vivió aquí hace mucho tiempo -.