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Alegría y placer
Hay un mundo de diferencia entre la alegría y el placer. El placer se puede planificar. La alegría no se puede planificar; viene inesperadamente, y es aún más dulce por eso. El placer es inmediato. La alegría a menudo llega después, y la alegría más dulce de todas es la que sigue al dolor. El placer proviene de decirnos "sí" a nosotros mismos. La alegría proviene de decirnos "no" a nosotros mismos. El placer es como una llamarada en la noche: ilumina las cosas por un tiempo, pero cuando termina, nos sentimos más oscuros y vacíos que nunca. La alegría, por otro lado, es como un fuego brillante en el hogar; incluso cuando se apaga, deja un cálido resplandor detrás.
Primera lectura (Is 61, 1-2.10-11). El escritor declara que ha sido enviado por Dios para marcar el comienzo de la era de la salvación. Jesús usó esta profecía para anunciar el programa de su propio ministerio.
Segunda lectura (1 Tes 5, 16-24). San Pablo les dice a los tesalonicenses cómo deben vivir mientras esperan la segunda venida de Cristo.
Evangelio (Jn 1, 6-8. 19-28). Juan el Bautista declara que él no es el Salvador. Su tarea es preparar el camino para el Salvador, que ya está entre la gente, aunque no lo reconocen.
Alegría y placer
Hay un mundo de diferencia entre la alegría y el placer. El placer se puede planificar. La alegría no se puede planificar; viene inesperadamente, y es aún más dulce por eso. El placer es inmediato. La alegría a menudo llega después, y la alegría más dulce de todas es la que sigue al dolor. El placer proviene de decirnos "sí" a nosotros mismos. La alegría proviene de decirnos "no" a nosotros mismos. El placer es como una llamarada en la noche: ilumina las cosas por un tiempo, pero cuando termina, nos sentimos más oscuros y vacíos que nunca. La alegría, por otro lado, es como un fuego brillante en el hogar; incluso cuando se apaga, deja un cálido resplandor detrás.
Primera lectura (Is 61, 1-2.10-11). El escritor declara que ha sido enviado por Dios para marcar el comienzo de la era de la salvación. Jesús usó esta profecía para anunciar el programa de su propio ministerio.
Segunda lectura (1 Tes 5, 16-24). San Pablo les dice a los tesalonicenses cómo deben vivir mientras esperan la segunda venida de Cristo.
Evangelio (Jn 1, 6-8. 19-28). Juan el Bautista declara que él no es el Salvador. Su tarea es preparar el camino para el Salvador, que ya está entre la gente, aunque no lo reconocen.