La Biblia nos enseña que nuestra identidad, nuestra fe y confianza (en que le pertenecemos a Dios), debe estar fundamentada en la Palabra de Dios. Esta confianza nos permitirá evitar sufrir ataques de pánico o ansiedad aun en los momentos más dificiles. Estos versos además nos enseñan que la Palabra de Dios es amplia y que todo lo que el mundo nos pueda ofrecer tiene su limite y no es más que una burbuja, una sombra o un espejismo.