La demanda de criptomonedas está impulsada por tres fuentes clave. En primer lugar, las criptomonedas como Bitcoin (BTC) se buscan como dinero de materias primas no soberanas, lo que proporciona una reserva de valor alternativa y una posible cobertura contra la inflación. En segundo lugar, las monedas estables, que son monedas digitales vinculadas a un activo estable como el dólar estadounidense, ofrecen estabilidad y sirven como un medio de intercambio conveniente para las transacciones diarias. Finalmente, los constructores y desarrolladores requieren espacio de bloques, refiriéndose a los recursos computacionales necesarios para procesar transacciones en la cadena de bloques. Esta demanda de espacio de bloques ha llevado a la aparición de tarifas pagadas en criptomonedas y al desarrollo de soluciones escalables para adaptarse a las crecientes necesidades de las aplicaciones descentralizadas. Colectivamente, estas fuentes de demanda ilustran las diversas motivaciones detrás de la adopción y utilización de las criptomonedas.
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