El sermón aborda la creciente maldad en el mundo, evidenciada por recientes eventos de violencia y pérdida de vidas, como asesinatos motivados por ideologías extremas y la falta de respeto por la ley. Se enfatiza que estos días son "malos" debido a la desviación de los principios divinos y la aceptación de prácticas contrarias a la voluntad de Dios, instando a la iglesia a confrontar el pecado, evangelizar a los perdidos y enseñar la importancia de los mandamientos divinos como guía moral para la sociedad, anticipando el juicio final y la necesidad de vivir en fidelidad a Jesucristo.