A mediados de 1989 de una manera providencial la música cristiana contemporánea se cruzó en mi camino y literalmente me cambió la vida, no sólo porque encontré "música al ritmo de siempre," sino porque estas canciones contenían "un mensaje diferente". El mensaje de Dios, Su amor por la humanidad y lo maravilloso que es vivir bajo sus principios. Desde ese tiempo hasta hoy he sido inspirado, desafiado y retado a través de ella.