Mariana siempre había sido una profesional destacada. Desde que empezó a trabajar como asistente de Gabriel, el director de la empresa, sabía que su vida laboral sería exigente, pero también sabía que debía mantener una cierta distancia emocional. Gabriel, con su mirada fría y su carácter autoritario, parecía ser el tipo de jefe que nunca mezclaría los negocios con lo personal.