Los tiempos de crisis también pueden ser vistos como el nacimiento de nuevas oportunidades y para lograrlo es primordial y necesario reinventarnos.

Cuántas veces hemos escuchado decir a una persona en su trabajo, gracias a Dios que hoy es viernes, o lo que es peor, cuántas veces lo hemos dicho nosotros mismos. 

Cuando sucede eso, es que hay una alta probabilidad de que esa persona no se sienta bien con lo que es o lo que hace. 

Cuando llegamos al límite de no estar conforme con lo que somos y hacemos es necesario reinventarse.

Proyectar el futuro es algo muy útil, dado que sirve para estimar el impacto de las decisiones que podemos tomar en el presente. 

Pero en contextos de tanta desconfianza, polarización e incertidumbre, no es un ejercicio fácil.

Nelson Mandela

Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo.

No podemos evitar que las circunstancias o las personas con las que nos cruzamos en la vida, quieran dañarnos.

Lo que sí está en nuestro poder es dejar que logren el efecto de dañar o lastimar con sus acciones.

Muchas veces como líderes nos preguntamos qué pasa cuando alguien de nuestro equipo no llega a cumplir con las tareas que se le encomendaron.

Y es que realmente, ¿no sabe, no puede o no quiere?

Según varios estudios que se realizaron sobre el rendimiento y desempeño laboral, se considera que para que una persona trabaje con mayor efectividad, se deben dar simultáneamente tres condiciones: poder hacerlo, saber hacerlo y querer hacerlo.

¿Qué es “saber”?, Tener conocimientos de algo en concreto.

¿Qué es “poder”?, Tener la capacidad, destreza, habilidad, herramientas para iniciarse en algo en concreto.

¿Qué es “querer”? Tener la voluntad para hacer algo en concreto.

Cuando lideramos equipos vamos a ver que existen 3(tres) motivos por los cuales una persona “no le sale bien su tarea”

QUIERE Y PUEDE, PERO NO SABE

Quiere y puede cumplir sus funciones, pero no sabe cómo hacerlo.

QUIERE Y SABE, NO PUEDE

Sabe y Quiere, pero aun así no logra los objetivos.

Cual es la causa para que no pueda hacer su tarea.

PUEDE Y SABE, NO QUIERE

En este caso vemos que la persona está perfectamente entrenada en sus funciones y además tiene las condiciones para cumplirlas, por lo cual sabe y puede. 

Pero sencillamente no quiere.

Cuando alguien evidencia un desempeño inadecuado seguramente sea por una de estas tres causas: “No sabe”, “No puede” o “No quiere”.

Para los que lideran equipos o están aspirando a ocupar una posición de liderazgo.

Es muy importante identificar el comportamiento de tus colaboradores en general y lograr equipos motivados, más cohesionados y comprometidos con el logro de los objetivos. 

El desafío de todo líder es gestionar el talento en su equipo para contar con personas que sepan, puedan y quieran.

En estos tiempos tan dinámicos y competitivos que nos toca vivir, las personas tienen que crecer y desarrollarse continuamente, pero…

¿Crecer y Desarrollarse es lo mismo?

El crecimiento y el desarrollo son dos conceptos relacionados pero a su vez distintos. 

Comúnmente se suele referir a crecimiento y desarrollo en el contexto de la economía, la psicología, en el mundo de la biología y también en otros campos.

El crecimiento es un aumento o incremento de algo o alguien y el desarrollo indica una transformación o evolución de algo o de alguien. 

El crecimiento se refiere al aumento cuantitativo o la expansión en tamaño, cantidad o magnitud de algo.

El desarrollo se refiere a un cambio más complejo y significativo en la calidad, la capacidad, la madurez o el progreso de algo.

Para volar alto la vida, necesitamos liberar peso en el equipaje emocional.

Para alcanzar una felicidad real y significativa, la vida nos irá desprendiendo de parte de nuestro equipaje.

Aprender a “dejar ir” no será ningún acto traumático, sino una liberación constante que hemos de saber aceptar para entender que hay lastres que entorpecen nuestro crecimiento personal, nuestra oportunidad de ser libres y auténticos.

Si quieres crecer, tienes que aprender a volar

Crecer es un proceso natural, todos lo hacemos. Sin embargo, el hecho de ir añadiendo etapas a nuestro ciclo vital hace que a menudo, enfoquemos la realidad de forma equivocada.

La vida no esa acumular dinero en una cuenta bancaria o contactos en nuestra agenda telefónica. Vivir es volar, y para conseguirlo es necesario bajar el ritmo y desprendernos de parte de nuestro equipaje.

En medio de un tiempo donde hay tantas situaciones que suceden, y muchas veces hacen que las emociones estén en su máxima expresión.

Donde muchas veces se hace difícil respetar el pensamiento o elección de los demás, es cuando tenemos que aprender a ser tolerantes. 

Todos deberíamos implementar como regla de vida quejarnos menos y agradecer más, incluso en los momentos más complicados.

“No es la felicidad lo que nos hace agradecidos; es la gratitud lo que nos hace felices”.

Debemos abrir la mente a una realidad más optimista en el mundo, entender que no todo es malo como puede parecer, y que por difícil que sea la situación en la que nos encontremos, está en nuestras manos hacerla mejor y más feliz.

Es necesario adoptar palabras y actitudes que reflejen lo que deseamos en la vida, y nos acerquen más al agradecimiento.

La gratitud es la clave de la felicidad

Conocer la función que tienen las emociones nos ayuda a conocernos mejor a nosotros mismos.

Las emociones son reacciones a las informaciones que recibimos en nuestra relación con el entorno. Según nuestras experiencias pasadas, reaccionaremos de una manera determinada ante una situación (por eso no todas las personas reaccionan igual ante un mismo evento).

El nivel de intensidad de nuestra emoción dependerá de cuánto creamos que va a afectar a nuestro bienestar dicho acontecimiento.

No podemos evitar las emociones, pero si gestionarlas

Gestionar las emociones de manera inteligente significa canalizarlas para mantener el equilibrio, que nos llevará a tomar decisiones más acertadas, ser más flexibles cognitivamente y lo más importante, dirigir mejor nuestras vidas.

Cuando nuestras emociones logran mantenerse en equilibrio somos más productivos, más creativos y más felices.

Impedimos que aquello que sentimos se adueñe de lo que somos.

Nuestra vida es el resultado de las decisiones que vamos tomando día tras día, desde la más pequeña e insignificante hasta la más trascendente y reveladora.

Una cosa es tomar buenas decisiones.

Otra muy distinta es tomar sabias decisiones.

Una buena decisión está ligado a una estrategia del momento a cómo resolver una situación de la forma más práctica.

Una decisión sabia va más allá de saber elegir la mejor opción o la más conveniente. Es hacer lo correcto en función a principios y fundamentos de vida.