Islandia sufría altos niveles de estrés laboral y un fuerte desequilibrio entre vida y trabajo.
Así que decidieron hacer algo radical: reducir la jornada a solo 4 días, sin tocar el sueldo.
Entre 2015 y 2019 pusieron en marcha dos pruebas masivas que funcionaron tan bien, que en 2019 empezaron a aplicarlo de forma general.
Y todo sin que el Gobierno lo impusiera por ley: fue gracias a los sindicatos y acuerdos con empresas.
La productividad se mantuvo o incluso mejoró, y el estrés y el agotamiento bajaron en casi todos los sectores.
Fuente: BBC, World Economic Forum, The Guardian.