Comencé a trabajar en una construcción apartada, pensando que sería un trabajo normal, pero desde el primer día me entregaron una lista de reglas extrañas. No podía trabajar después de las cinco, ni acercarme al edificio 3, y si escuchaba un taladro, tenía que huir. Al principio pensé que eran advertencias absurdas, pero con el tiempo, entendí que esas reglas no solo eran reales, sino que estaban hechas para atraparme en algo mucho peor.