Me detuve en una gasolinera aislada y encontré una lista de reglas extrañas que debía seguir para mantenerme a salvo. A medida que la noche avanzaba, el tiempo y el espacio comenzaron a distorsionarse, dejándome atrapado en un ciclo del que parecía imposible escapar. Algo me acechaba en la neblina, y las reglas eran lo único que podía protegerme. Pero cada kilómetro recorrido solo aumentaba la sensación de que no había una salida clara.