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Podcast 5
Transformarse o morir.
“Tendré que soportar dos o tres orugas si quiero conocer las mariposas”. El principito, de nuevo, tiene razón. ( Por cierto, que “El Principito”, como habréis podido deducir es mi libro de cabecera, un imprescindible desde que tenía 16 años).
Más tarde o más temprano, hay que elegir el cambio y en este avanzar muchas cosas han de desprenderse: cosas dolorosas, cosas también que pueden gustarnos pero que no benefician al alma. El camino del cambio es como una selva frondosa donde, al principio, no puedes vislumbrar muy bien la senda debido a la maleza que la rodea. Circundarla no sirve de nada. La evasión y la huida son respuestas primitivas, exentas de la inteligencia consciente que se necesita para saber atravesar los peligros de esta selva.
Solo queda el valor, que es el arma de los que se han decidido definitivamente por transformarse, para adentrarse en su espesura con la única guía de un candil que se prende en el corazón, la llama de la determinación.
A veces, desesperados, realizamos ofrendas a los dioses de la jungla para que se apiaden de nosotros, quemamos barras de incienso y les consagramos hogueras y altares. Pero eso nunca fue suficiente. El camino lo creas tú. En cada paso. Si eliges avanzar, solo queda confiar, mirar al cielo para buscar la luz del Sol, sonreír y dar gracias porque, al final, todo sirve para aprender.
No, no hay nada malo en avanzar, más bien, lo contrario. A muchos puede resultarle extraño no quedarse en la zona de confort (¿ para qué dejar esta cómoda parcela en que paso mis días?) pero el corazón sabe que si no se transforma en pos de un horizonte nuevo, nada podrá satisfacerle.
Es entonces cuando nos quedamos solos y, al mismo tiempo, más acompañados que nunca. El amor propio nos ha arropado. Nos hemos encontrado entre el sin fin de vicisitudes, nos hemos valorado sin esperar que otros vieran nuestro valor. Es entonces cuando se ha logrado la victoria. Reyes de nuestra vida, con la única heredad de tener la responsabilidad de nuestra felicidad. Nada puede arrebatarnos eso: la alegría de tenernos, la dicha de elegirnos, el gozo de vivir como queremos verdaderamente vivir.
Tema musical: Forest Walk de Alexander Nakarada | https://www.serpentsoundstudios.comMúsica proporcionada por https://www.free-stock-music.comAttribution 4.0 International (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/
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Transformarse o morir.
“Tendré que soportar dos o tres orugas si quiero conocer las mariposas”. El principito, de nuevo, tiene razón. ( Por cierto, que “El Principito”, como habréis podido deducir es mi libro de cabecera, un imprescindible desde que tenía 16 años).
Más tarde o más temprano, hay que elegir el cambio y en este avanzar muchas cosas han de desprenderse: cosas dolorosas, cosas también que pueden gustarnos pero que no benefician al alma. El camino del cambio es como una selva frondosa donde, al principio, no puedes vislumbrar muy bien la senda debido a la maleza que la rodea. Circundarla no sirve de nada. La evasión y la huida son respuestas primitivas, exentas de la inteligencia consciente que se necesita para saber atravesar los peligros de esta selva.
Solo queda el valor, que es el arma de los que se han decidido definitivamente por transformarse, para adentrarse en su espesura con la única guía de un candil que se prende en el corazón, la llama de la determinación.
A veces, desesperados, realizamos ofrendas a los dioses de la jungla para que se apiaden de nosotros, quemamos barras de incienso y les consagramos hogueras y altares. Pero eso nunca fue suficiente. El camino lo creas tú. En cada paso. Si eliges avanzar, solo queda confiar, mirar al cielo para buscar la luz del Sol, sonreír y dar gracias porque, al final, todo sirve para aprender.
No, no hay nada malo en avanzar, más bien, lo contrario. A muchos puede resultarle extraño no quedarse en la zona de confort (¿ para qué dejar esta cómoda parcela en que paso mis días?) pero el corazón sabe que si no se transforma en pos de un horizonte nuevo, nada podrá satisfacerle.
Es entonces cuando nos quedamos solos y, al mismo tiempo, más acompañados que nunca. El amor propio nos ha arropado. Nos hemos encontrado entre el sin fin de vicisitudes, nos hemos valorado sin esperar que otros vieran nuestro valor. Es entonces cuando se ha logrado la victoria. Reyes de nuestra vida, con la única heredad de tener la responsabilidad de nuestra felicidad. Nada puede arrebatarnos eso: la alegría de tenernos, la dicha de elegirnos, el gozo de vivir como queremos verdaderamente vivir.
Tema musical: Forest Walk de Alexander Nakarada | https://www.serpentsoundstudios.comMúsica proporcionada por https://www.free-stock-music.comAttribution 4.0 International (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/