podría explicar no sólo la evolución de la música festiva de combate en español

sino de los cambios tan profundos que han transformado la sociedad. Ambas propuestas tienen mucho en común pero a la vez

representan dos épocas diferentes. Cuando el grupo valenciano de ska-punk

gozaba de su etapa de mayor popularidad hacia finales de los 90 era

impensable que una propuesta que tuviera el autotune y el reggaetón por bandera

funcionara en ciertos círculos anti-sistema.  

Latinoamérica ha cambiado superando un prejuicio que tiene mucho de racismo y

cierto clasismo. También se ha normalizado

el uso del autotune como una herramienta musical más. Ese respeto por la

diversidad que caracteriza a las nuevas generaciones ha aupado a un proyecto

que sale del corazón de Madrid (Tremenda Jauría se ha dado a conocer en

centros sociales como La Casika o El Patio Maravillas y en barrios como

Lavapiés, Carabanchel y Vallecas) y ha sabido enganchar con ese hedonismo

juvenil no reñido con la conciencia social.

Su nuevo disco es más intimista y oscuro que su debut ‘Mordiendo’ (2016),

según reconocen ellxs, pero sigue representando bien su mirada amplia y libre: hay

ecos a la época de Manu Chao con la Radio Bemba Sound System o a los proyectos

de electrónica internacionalista de Fermín Muguruza, al punk acelerado con

cierto espíritu pop en la onda de 37 Hostias, al desfase con mensaje de Kumbia

Queers y a propuestas jóvenes lideradas por mujeres como Machete En Boca,

I.R.A. Rap y Las

Ninyas del Corro. Un poderoso cóctel para

bailar y luchar. 

José Fajardo.