El atentado contra Donald Trump generó un ambiente de incertidumbre y polarización, justamente dos de los ingredientes perfectos para la conspiranoia. ¿Por qué uno de los países con mayores aportes a la tecnología y la ciencia, se ha convertido en un terreno fértil para las teorías de la conspiración, al punto de afectar su democracia? ¿Pasa lo mismo en Latinoamérica?