Los soldados cuando eran llamados a estar en combate, debían tomar todas sus armas y atar su ropa para que estuviese ajustada al cuerpo, ya que ellas eran sueltas. Lo primero que hacían era atar su túnica con un cinturón. Por eso, Pablo hace mención de esto. El cinturón de la verdad: que nos mantiene seguros. Ceñirse los lomos, estar alistados.