Cuando Dios nos llama, su luz irrumpe en nuestra oscuridad y nos transforma para siempre. Así como Saulo cayó ante la gloria de Cristo, hoy el Señor te llama a dejar atrás toda resistencia y abrazar su propósito. Él quiere abrir tus ojos, sacarte de las tinieblas y llevarte a vivir en la plenitud de su gracia. No luches contra su voluntad, porque en ella está "lo mejor de la vida". Hoy es el día de levantarte, testificar y caminar en su poder. ¡No te quedes en el suelo, responde al llamado divino! Una vida abundante te espera.