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Como cada año, el H. Ayuntamiento encabezado por la primera dama, había preparado un jolgorio donde prevalecía un punto de encuentro y alegría: no había un solo hombre convocado o colaborando en el festejo, por lo tanto, las mujeres podían reír, bailar, comer y beber a sus anchas sin prejuicios ni críticas machistas.
Como cada año, el H. Ayuntamiento encabezado por la primera dama, había preparado un jolgorio donde prevalecía un punto de encuentro y alegría: no había un solo hombre convocado o colaborando en el festejo, por lo tanto, las mujeres podían reír, bailar, comer y beber a sus anchas sin prejuicios ni críticas machistas.