Un misterio llamado Shakespeare

—William Shakespeare. El nombre que reina en los teatros y en los libros. Pero... ¿y si no existió? ¿Y si su figura fuera una máscara? Un mito construido. Una farsa aceptada. Desde el siglo XIX, las dudas han ido creciendo. ¿Quién fue realmente el autor de *Hamlet*, *Macbeth* o*Romeo y Julieta*?

—Shakespeare nació en Stratford-upon-Avon. Se casó. Tuvo hijos. Y triunfó en Londres como dramaturgo. Pero entre 1585 y 1592... desapareció. Siete años sin rastro. Siete años que alimentan la leyenda. Nadie sabe qué hizo ni dónde estuvo. A eso se le llama "los años perdidos".

—Apenas hay documentos. Su educación fue modesta. No viajó. No tenía acceso al mundo que describía con tanta precisión. ¿Cómo pudo crear obras tan complejas? Algunos lo consideran imposible. Otros ven pistas en la falta de firmas, en las variaciones ortográficas de su nombre. Algo no cuadra.

—En 1857, Delia Bacon propuso una teoría atrevida: Shakespeare no era uno, sino varios. Un colectivo de autores, con Francis Bacon a la cabeza. Desde entonces, se han publicado cientos de libros con más de setenta candidatos: desde reinas y condes hasta poetas desconocidos. Incluso Marlowe, que habría fingido su muerte para seguir escribiendo en la sombra.

—Una teoría que ha ganado fuerza es la del conde Edward de Vere. Educado, refinado, cercano a la corte. Podría haber tenido razones para esconder su autoría. El “estigma de publicación” era real: los nobles no querían manchar su nombre con obras teatrales. Usar a Shakespeare como tapadera... encajaría.

—Pero no hay pruebas concluyentes. Ni una confesión. Ni un manuscrito. Ni un diario. Solo conjeturas, lagunas y silencios. Lo cierto es que en su época, la vida de un dramaturgo no interesaba. No se documentaba. Y esa ignorancia... se ha llenado con ficción.

—¿Fue Shakespeare un genio humilde o un fantasma creado por otros? La historia, como sus obras, sigue envuelta en misterio. Y quizá... así debe ser.