Alejarse de Dios, es el peor castigo que nos podemos auto infligir ya que supone una decisión pensada y ejecutada a voluntad propia. Esto viene acompañado de sufrimiento, desesperación y un vacío tan evidente en nuestro diario vivir con tantas y tantas personas que conocemos, incluso si recordamos tiempos donde lo hayamos experimentado en nuestra propia vida. Regresar a Dios es reconfortante y consolador, toma un respiro en estos días santos para acercarte más a la oración y la reflexión en la Pasión de nuestro Señor, y que esto sean el combustible que mantenga ardiendo tu corazón por estar cerca de Dios.