Jorge Solís es un joven emprendedor de 27 años. Según me contó, nunca ha sido empleado y antes de dedicarse al negocio de la comida, tenía una academia de baile. Jorge es bailarín y ha competido en el extranjero en distinto mundiales de hip-hop, y esa misma creatividad le llevó a reinventarse junto a su familia.

Y es que con el advenimiento de la pandemia, los Solís vieron cómo sus medios de subsistencia mermaban. Y allí surgió Honolulu, o al menos la idea, que hoy se ve reflejada en dos sucursales, especializadas en comida del mar.