Luego que el tabernáculo fue levantado, una nube lo cubría. Por la noche esa nube era como con una apariencia de fuego; lo cubría todo el tiempo. Cuando se alzaba la nube del tabernáculo, los hijos de Israel debían recoger sus tiendas y partir. No había un tiempo específico para esto; la nube podía estar sobre el tabernáculo un día, dos días, un mes, un año, etc. (Ver Números 9). Mientras la nube no se movía, el pueblo tampoco. Al mandato de Dios acampaban y partían; obedecían según Dios los dirigía.
Todos los aspectos de nuestra vida no los podemos controlar; mucho menos a Dios. Nosotros a veces queremos un tiempo específico para las cosas y manejar el calendario a nuestra forma y si algo no ocurre como queremos, nos enojamos o frustramos incluso con el mismo Dios. ¿Qué hacer cuando no vemos acción o movimiento? En este episodio te lo comparto...bendiciones!