Hoy viajamos hasta Gijón. En pleno paseo de San Lorenzo encontramos uno de los elementos más significativos y singulares del arenal gijonés. La Escalerona.
Construida en plena república y en lo que hoy llamaríamos un plan de empleo para paliar los efectos del paro, supuso la primera obra pública que llevaron a cabo los parados de la ciudad.
En apenas un mes, y en turnos de día y noche, el arenal contó con un nuevo acceso de carácter monumental, un tributo a aquellos años de mejoras sociales.
A partir de ese momento y pese a reformas sucesivas “la monumental escalera” se convirtió en un emblema no solo de bañistas y paseantes, sino también como uno de los símbolos más positivos de la ciudad de Gijón.
Hoy la monumental escalera, la escalerona o la escalera 4, permanece impasible a paseos, lugar de encuentro y punto de referencia de una ciudad donde el mar no ha dejado de visitarla durante 90 años.