El fundamento de la grandiosa invitación de Isaías 55 no reside en el esfuerzo humano, sino en el pacto de Dios consumado en Cristo. Este mensaje examina cómo la obra de Jesús, el "Testigo, Guía y Jefe de las naciones", garantiza las promesas de vida y perdón para el angustiado y el descontento. La oferta es libre, pero el tiempo no lo es: se nos exhorta a buscar al Señor mientras puede ser hallado. No pospongas tu obediencia al llamado de la fe; escucha y recibe hoy mismo la provisión inagotable que solo se encuentra en el Señor Jesucristo.