A veces, la vida no es precisamente un camino de rosas. Hay momentos de dolor que pueden arrastrarnos a etapas de desesperanza de las que a veces es difícil salir. Y si no sabemos gestionar correctamente estas situaciones podemos llegar a padecer una gran depresión.

Si una persona está acostumbrada a una manera de pensar, o se aferra a una determinada visión de la vida, es muy difícil que pueda hacer una elección diferente y así lograr un resultado satisfactorio.

Muchas personas creen que su problema es la falta de dinero o la imposibilidad de alcanzar lo que desean, cuando en realidad lo que necesitan es apoyo y contención de las personas que la rodean; otros creen que nadie los quiere pero la verdad es que todavía no logran amarse y aceptarse a sí mismo.

Todos en vida sentimos que algo debería cambiar, pero no sabemos bien que es exactamente.

Pero si queremos cambiar algunas áreas de nuestra vida, lo primero que hay que preguntarse es dónde está aquello negativo que hay que cambiar, cuál es el área de donde hay que trabajar.

La construcción de la confianza es un proceso gradual. Nadie se convierte en una persona positiva y llena de esperanza de la noche a la mañana.

Pero trabajar todo los días en ella, es una plataforma de aprendizaje que puede convertirse en tu mejor medio de realización personal.

La oración es un diálogo entre Dios y los hombres. Ya sea para hacer una petición, o simplemente expresar los pensamientos y las emociones. De una u otra manera el hombre ha sido creado para mantener una relación personal con Dios. A través de la oración se genera una comunicación, de lo cual el ser humano se beneficia espiritualmente, recibiendo el Amor del Padre por la comunión con Jesucristo a través de la oración.

Los sueños, son esos anhelos e ilusiones que tenemos, y que de diferentes formas, se han ido construyendo poco a poco a lo largo de nuestra vida, y son el motor que nos empuja a luchar por lo que queremos y a visualizarnos en el lugar que deseamos estar, incluso desde nuestra infancia.

Esto quiere decir, que si estamos ilusionados y soñamos con alcanzar nuestras metas ¿Por qué no luchar por ellos?

Pero la pregunta es ¿qué pasa con esos sueños o proyectos que siguen esperando y que por una razón u otra no se han podido cumplir? ¿Son realmente importantes? ¿Están anclados en la realidad? o ¿se han convertido en fuente de desilusión?

Esto lo digo, porque el camino para lograr lo que soñamos o anhelamos no siempre es el más corto y fácil, al menos no de la forma que pensábamos inicialmente.

De hecho para poder alcanzar las metas en la vida se de debe trabajar todos los días, y es muy probable que en más de una oportunidad hasta nos va a tocar perder, pero si no desistimos al final vamos a poder lograr cumplir eso que tanto deseamos.

Ahora hay que tener en cuenta, que es muy importante la perseverancia, porque nuestra mente nos limita partiendo de los miedos y parámetros que tenemos. Y cuando esto ocurre, perdemos la esperanza, nos negamos ver otras alternativas y damos por perdido a ese sueño o proyecto, lo que nos genera una gran frustración.

¿Cómo puedo luchar por lo que quiero?

Todos nacemos con una genética que nos permite tener mayor habilidad para realizar mejor unas tareas que otras, pero eso no quiere decir que tengamos que renunciar a las actividades que se nos salen del todo bien o nos causan dificultad.

En la vida existen los límites físicos, y también los límites emocionales. Todos tenemos una frontera, que nos separa del resto del mundo y que contiene dentro de sus límites a nuestro propio ser, eso que somos y que nos distingue de los demás.

Los límites sin duda ponen en orden nuestra vida. Nos permiten tener una idea más clara de nosotros mismos y nos ayudan mejorar nuestras relaciones con el mundo exterior que nos rodea.

Hay que saber diferenciar, que si bien los límites nos enseñan a distinguir espacios y superficies o hasta donde se puede y cuál es su restricción, un límite sobre todo los emocionales no deben transformarse en una barrera, de modo que me impida alcanzar logros y metas en la vida.

Se dice que el mundo puede dividirse entre optimistas y pesimistas, entre los que ven el vaso medio lleno o medio vacío. Sin embargo, ser optimista o pesimista podría tener implicaciones que van más allá de un estado de ánimo.

El optimismo es una actitud basada en la manera de percibir y evaluar una situación y sus probables resultados. El optimismo nos ayuda a salir adelante en la vida, a resolver mejor nuestros problemas y a disminuir el sufrimiento.

El pesimismo nos limita, nos impide ver con claridad y objetividad el problema y su solución, aumenta el estrés y la preocupación y fácilmente se lo transmitimos a la gente que nos rodea.

Generalmente, aprendemos cualquiera de las dos actitudes desde que nacemos, Ya sea ser optimista o pesimista

Esto se basa porque crecemos, viendo la forma de ser de nuestros padres y de otras personas importantes y de influencia para nosotros. Y escuchando sus comentarios ante cualquier problema.

Ahora no importa, cuál de las dos actitudes aprendimos siendo chicos.

Una vez que somos adultos, ambas son una elección personal.

Nadie puede obligarnos a ser optimistas o pesimistas, ni nadie puede impedirlo, más que nosotros mismos.

Ser optimista o pesimista, con la forma de pensar y de ver las cosas, es responsabilidad pura y exclusiva de cada uno.

Si aprendimos a ser pesimistas, podemos aprender a ser optimistas.

El saber valorar y comprender todas las cosas que nos suceden, buenas y malas, es la base de la búsqueda de la plenitud, y la verdadera felicidad. Incluso por las situaciones que nos causan dolor merecen cierto agradecimiento, puesto que en ellas se haya la base de nuestro crecimiento intelectual, emocional y espiritual.

De hecho, el dolor y las experiencias amargas son potentes abonos para iniciar cambios trascendentales y para crear una mejor versión de uno mismo.

El equipaje Cuando la vida empieza, tiene apenas una pequeña maleta de mano… A medida en que los años van pasando, el equipaje, va aumentando poco a poco. Esto sucede porque existen muchas cosas, que recogemos por el camino… porque pensamos que ellas, son importantes… En un determinado punto del camino, comienza a ser insoportable cargar tantas cosas, en verdad pesan demasiado… Es entonces, donde hay que elegir: Permanecer sentado a la vera del camino, esperando que alguien nos ayude, lo que es muy difícil… Porque todos los que pasen por ahí, ya traen su propio equipaje. De modo que se nos puede pasar la vida entera esperando… O como segunda opción podemos disminuir el peso, eliminando lo que no nos sirva.

Así es el corazón se va cargando de muchas cosas buenas y malas, pero en un determinado momento no queda más espacio y hay que sacar lo que no sirve.

De esto se trata el episodio de hoy “Como liberar las cargas emocionales de la vida”

Nuestra personalidad está compuesta por actitudes que forman nuestra manera de ser y actuar, y que a su vez generan las circunstancias que vivimos.

Uno actúa a través de las experiencias, de las ideas, los prejuicios, y esos estereotipos que se fueron instalando en la mente.

En definitiva, la mente puede ser nuestra mejor amiga, o en caso contrario, nuestra peor enemiga.

Por un lado, podemos lograr cosas increíbles si absorbemos todo su potencial, usándola de la mejor manera. Sin embargo, puede llegar a convertirse en nuestra peor pesadilla, creando barreras mentales de las que incluso, puede que no estemos conscientes.

¿Qué son las barreras mentales?

Son todo tipo de pensamientos, valoraciones y creencias que nos impiden avanzar en la vida.

Tales como el miedo al fracaso, la duda, la inseguridad, la falta de confianza, la incredulidad, el pesimismo, la incertidumbre, el miedo a una la desilusión, hacer juicios fuera de valor, entre otros.

Las barreras mentales, pueden bloquearnos, impidiendo que hagamos las cosas que deseamos hacer y de esta manera empeorar nuestra calidad de vida, hasta el punto de ser un obstáculo para alcanzar el éxito, la autoconfianza y la propia felicidad.

Alguien dijo “No hay nada más fuerte que las barreras que nos impiden avanzar en libertad”

Son más que esas imágenes que se reflejan en nuestro interior y nos dicen cómo deben ser las cosas que no encajan en el modelo que domina nuestra forma de comprender la realidad.

Porque quienes somos, o quienes pensamos que somos, descansa en gran medida en los muros que inconscientemente hemos construido en nuestra mente. Y estos muros son límites autodefinidos, que restringen nuestro potencial a su más mínima expresión.

Romper las barreras de la mente en muchos casos se hace muy difícil, porque uno se imagina perdido, sin referencias claras, y sin tener un parámetro que nos dé la medida de lo correcto.

¿Cómo puedo romper las barreras mentales que te impiden mejorar en la vida?

Todos podemos elegir como vivir nuestra vida, como sentirnos ante las situaciones que nos pasa día a día, y en la manera en que afrontemos los acontecimientos puede hacer que estos se desarrollen de una u otra forma.

En definitiva la actitud que tengamos va a influir mucho en como esos acontecimiento pueden afectarnos, tanto para bien como para mal.

Que es la actitud, es el comportamiento que emplea un individuo para hacer las cosas. En este sentido, se puede decir que es su forma de ser o el de actuar.

Mejorar la actitud puede ayudarnos ante las cosas importantes de la vida

La actitud se desarrolla a partir de los propios sentimientos y pensamientos internos, y es inherente al comportamiento de cada uno. De esta manera, las actitudes pueden ser un resultado de la experiencia, tanto personal o por influencia de otra persona.

Pero las actitudes se pueden cambiar y mejorar. En el fondo, cambiar de actitud significa buscar un cambio en la perspectiva de la vida.

La actitud positiva nos hace sentir bien y nos da energía para vivir cada día, por lo tanto, te hace feliz.

Sin embargo, las actitudes negativas fomentan los sentimientos de tristeza, nos dan una mirada negativa de la vida y nos hace vivir prisioneros de los problemas y las circunstancias.

Tener una actitud positiva ante la vida, no quiere decir vivir sin problemas; significa enfrentarlos y resolverlos adecuadamente, teniendo confianza primeramente en Dios y también en nosotros mismos.

Cuando nuestra actitud es adecuada, disminuye nuestro nivel de estrés y aumenta nuestra capacidad para disfrutar de la vida.

Tomar una actitud positiva frente a la vida, te va a ser más feliz y hará que los demás sean felices de estar con vos.

¿Cómo puedo tener una actitud positiva en mi vida?