Kouroush creció en una familia musulmana en Irán. Escuchó el evangelio por primera vez en el instituto, pero se molestó con el amigo que le habló. Años más tarde, ese mismo amigo lo invitó a una reunión de la iglesia en casa y aquello desató su búsqueda del Dios verdadero.

Kouroush fundó una iglesia en una casa y llegó a ser un líder. Pero aquello tuvo un precio: se enfrentó al arresto y la tortura. Todavía está asombrado por la injusticia que vivió en prisión: «No cometí ningún crimen que mereciera esto. No maté a nadie, no robé nada. Todo lo que hice fue entregar mi corazón a Jesús.»

¿Quiénes son los cristianos clandestinos?

Cristiano clandestino es aquel que tiene que vivir su fe en secreto para no sufrir unas drásticas consecuencias en su vida o en las de su familia. Normalmente esto afecta a cristianos que nacen en una familia que sigue la religión mayoritaria de su país y, en un momento dado, toman la decisión de rendir su vida a Jesús.

Este acto es interpretado como una apostasía, una traición a la familia y a la sociedad. Muchos de los países musulmanes tienen leyes que prohíben el abandono del islam. Permiten el abandono de cualquier religión para convertirse en musulmán, pero abandonar esta religión está prohibido.

Esta es la causa de que haya cristianos clandestinos.

En una pequeña celda en Irán, Taher se enfrenta a los fríos muros de la prisión y empieza a susurrar una canción: es el himno que solía cantar su familia cuando se congregaban en la clandestinidad.

El sonido retumba en las paredes; cada palabra que resuena trae paz y valentía.

Lo que llevó a Taher hasta una prisión iraní es una poderosa historia llena de fe y resistencia.

¡Escúchala aquí!

¿Cómo se puede tener esperanza en medio de tanta atrocidad?

En este programa hablamos de las historias de Esther y Hamadou, de Nigeria y Camerún respectivamente.

Te invitamos a que prestes atención a los testimonios que oirás a continuación y le pidas a Dios que te dé la sabiduría y entendimiento para ver lo que los protagonistas de ambas historias ven con sus ojos espirituales.

La vida de Sarata cambió para siempre cuando la persecución le arrebató a su esposo y a su hija.

Sin embargo, y aunque en ocasiones su fe se tambalea, ella lucha por seguir creyendo la palabra de Dios.

El podcast que te presentamos hoy es una reemisión ad hoc que fue emitida originalmente en el año 2018 para tratar la problemática de la creciente persecución en Nigeria. Ahora, 3 años más tarde, vemos como las tendencias de las cuales hablábamos entonces se han ido consolidando por todo el África subsahariana.

Nigeria es el país con más cristianos asesinados por su fe en el mundo. Además, con mucha diferencia respecto del segundo. En general, la violencia ha aumentado en el África subsahariana.

Desde allí nos llega una historia de resiliencia: es el testimonio de Amina y su familia, quien sufrió en dos ocasiones el zarpazo de la persecución.

El 13 de febrero de 2017 el pastor Raymond Koh, de Malasia, desapareció. Desde ese fatídico día, nadie ha vuelto a saber nada sobre él. Sin embargo, su familia aún le espera.

Mientras, la actuación policial brilla por su ausencia. Tienen indicios de quien pudo ser el incitador del secuestro, pero no han hecho nada al respecto. Al contrario, obstaculizan las investigaciones paralelas.

Además, el caso de Raymond no es un hecho aislado: Joshua, Ruth y Amri son otros tres ejemplos de desaparecidos en el país asiático

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¡Escucha ya el undécimo episodio de #UnoConEllos!

2020 ha sido año diferente. Un nuevo virus, el cual ni siquiera podemos percibir con el ojo humano, ha cambiado, quizás para siempre, las relaciones humanas.

Para la Iglesia Perseguida no ha sido distinto. Es más, para nuestros hermanos perseguidos la situación causada por esta pandemia ha complicado aún más su existencia: los ha convertido en los "últimos de la fila".

En concreto, ya son, al menos, 340 millones cristianos los que sufren niveles altos de persecución.

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Una sensación extraña es lo que nos invade a la mayoría en esta Navidad. La pandemia ha trastocado todos nuestros planes tradicionales para celebrar el nacimiento de Cristo.

Sin embargo, para la Iglesia Perseguida, hay mucho que ya ha experimentado: la celebración en aislamiento, el miedo, la tensión... Mucho que podemos aprender de ellos.

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