Unos científicos logran que unos voluntarios puedan ver un nuevo color, el Olo.
— A veces creemos que lo hemos visto todo. Que nuestra visión del mundo es completa. Pero… ¿y si no fuera así?
— En un laboratorio de la Universidad de Berkeley, un grupo de científicos ha logrado algo perturbador: que los seres humanos vean un **color nuevo**. Un color que nadie, jamás, había percibido. Lo llaman **olo**.
— No es magia. Es precisión quirúrgica. Estimulación dirigida, célula por célula, de los conos de la retina. Un sistema que activa solo los receptores tipo M, los que normalmente responden al verde.
— ¿El resultado? Un color que parece un azul verdoso, pero con una saturación tan intensa… que hace que un láser verde parezca apagado.
— El proyecto se llama **Oz**, como las gafas verdes de la Ciudad Esmeralda. Y como en el cuento, aquí también hay una revelación escondida tras el telón.
— Para lograrlo, mapearon la retina de cada voluntario con una exactitud microscópica. Usaron una microdosis láser y compensaron el temblor natural del ojo humano.
— El color *olo* no es solo nuevo… es imposible de imaginar si no lo has visto. Es un color sin nombre. Una sensación visual sin traducción.
— Pero esto va más allá de la curiosidad. El sistema podría ayudar a personas con daltonismo. Incluso simular la **tetracromía**, una condición rarísima en la que esas personas ven millones de colores más que el resto.
— De momento, todo está limitado a los laboratorios. El equipo solo ha podido estimular pequeñas zonas de la retina. Y necesita tecnología láser muy especializada. No veremos el olo en las pantallas o en los móviles… todavía.
— Aun así, el experimento ha abierto una puerta. No solo a ver colores nuevos. Sino a repensar los límites de nuestra percepción. Lo que hoy es invisible… mañana podría formar parte de nuestra realidad.
— ¿Y si nuestros ojos pudieran ver más de lo que la evolución les permitió? ¿Estamos listos para abrir esa nueva dimensión del color?
Es para flipar en colores, nunca mejor dicho.