No hay ningún sueño de querer ser especial que no suponga tu propia condenación, por muy oculta o disfrazada que se encuentre la forma en que éste se manifiesta, por muy hermoso que pueda parecer o por muy delicadamente que ofrezca la esperanza de paz y la escapatoria del dolor. En los sueños, causa y efecto se intercambian, pues en ellos el hacedor del sueño cree que lo que hizo le está sucediendo a él. No se da cuenta de que tomó una hebra de aquí, un retazo de allá y tejió un cuadro de la nada. Mas las partes no casan, y el todo no les aporta nada que haga que tengan sentido.