Ves cada instante santo como un punto diferente en el tiempo. Mas es siempre el mismo instante. Todo lo que jamás hubo o habrá en él se encuentra aquí ahora mismo. El pasado no le resta nada, y el futuro no le añadirá nada más. En el instante santo, entonces, se encuentra todo. En él se encuentra la belleza de tu relación, con los medios y el fin perfectamente armonizados ya. En él se te ha ofrecido ya la perfecta fe que algún día habrás de ofrecerle a tu hermano; en él se ha concedido ya el ilimitado perdón que le concederás; y en él es visible ya la faz de Cristo que algún día habrás de contemplar.