Todo cristiano, en última instancia, trabaja para Jesús. La estimación de Jesús de tu vida y tus obras es todo lo que importará al final. Entonces, debemos trabajar duro y honestamente por Jesús, no solo cuando otros están mirando, sino todo el tiempo porque Jesús siempre está mirando. Podemos estar seguros de que si trabajamos de esta manera para el Señor, él nos recompensará en esta vida y en la venidera, por lo que no estamos desperdiciando vidas, sino invirtiéndolas en una recompensa.