La experiencia de Jonás ante la misión encomendada por Dios siempre es una de nuestras posibles respuestas, pues no estamos dispuestos a aceptar que el corazón de Dios no tiene fronteras y siempre es inclusivo. De todas maneras, Dios realizará siempre su plan de salvación para todos. El evangelio de hoy nos desafía a descubrir la presencia de Dios en los marginados de nuestra sociedad y a mostrarles la misma misericordia que hemos recibido en nuestras propias vidas. ¡Maestro, danos un corazón grande para amar!