En los
60 el rock venezolano era una emulación del británico y norteamericano,
pero con el cambio de década tuvo lugar la aparición de nuevas generaciones
de músicos y la evolución de algunos de los que ya estaban en activo
previamente. Todos ellos, la mayoría desconocidos más allá de
sus fronteras, empezaron a explorar y experimentar todas
las posibilidades de mezclar rock, electrónica, funk, jazz, ritmos latinos
y folclore venezolano. Los resultados son diversos y, cuanto
menos, sorprendentes.