El rey afirma su reinado cuando es fiel a Dios y trata bien a su pueblo.

Dios mío, oye mi oración, escucha mi queja, no desatiendas mi llanto. Para ti soy un peregrino; estoy de paso por esta vida, como mis antepasados.

Oh SEÑOR mi Dios, has realizado muchas maravillas a nuestro favor. Son tantos tus planes para nosotros que resulta imposible enumerarlos. No hay nadie como tú. Si tratara de mencionar todas tus obras maravillosas, no terminaría jamás.

Dios mío, tu amor es tan grande que llega hasta el cielo; tan grande es tu bondad que llega hasta las nubes.

Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.

Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada, porque tú eres mi pastor y siempre estás a mi lado; me guías por el buen camino y me llenas de confianza.

El corazón contento alegra el rostro; el corazón quebrantado destruye el espíritu.

La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.

La casa de los perversos será destruida, pero la humilde morada de los justos prosperará.

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré