¿No te sientes a veces como un tren sin frenos? Vas corriendo por la vida, de una actividad a otra, de una meta a otra, acelerada, con la mente en mil cosas, en fin, totalmente distraída. En esos momentos, es bueno preguntarte, ¿qué no me permite detenerme? ¿qué no quiero ver? ¿a qué le tengo miedo? Explora el silencio como ingrediente para centrarte.