Ambos vivieron durante el siglo IV y fueron cercanos compañeros, celosos servidores de Cristo y el Evangelio. La Iglesia los recuerda por su sólida defensa de la fe contra las herejías que negaban la divinidad de Jesús, y, en honor a ello, los celebra a ambos el mismo día.
San Gregorio Nacianceno describía así a su gran amigo, San Basilio:“Basilio, santo, nació entre santos. Basilio, pobre, vivió pobre entre los pobres. Basilio hijo de mártires, sufrió como un mártir. Basilio predicó siempre con sus labios, y con sus buenos ejemplos, y seguirá predicando siempre con sus escritos admirables”.