Se nos va de ojo que en la sociedad del espectáculo la muerte es un hecho frecuente, despojado del desgarro emocional que supone perder la vida o que te la arrebaten.
Acostumbrados a la narrativa cinematográfica e informativa donde morir es parte sustancial de su relato, nos acostumbramos a ver la muerte como un hecho intrascendente fruto de un infortunio, una tragedia, una venganza o, incluso, como un elemento de entretenimiento narrativo.
Mensaje que deshumaniza la vida pues esconde la idea perversa de que ésta no vale nada, que nos conduce a ver la muerte como un hecho intrascendente, despojado, alejado de toda emocionalidad y sentimentalidad. Despojado de este sentimiento trágico que supone perder la vida, que te la quiten o que te la sieguen de un balazo, vivir o morir quedan reducidos a meros elementos banales de la existencia. ¡Que no se te vaya de ojo!