Andrés Arevalo es un joven cristiano nacido en el seno de una familia cristiana. Durante su adolescencia comenzó a relacionarse afectivamente con alguien de su mismo sexo, una experiencia que le costó su vínculo con la familia y su pertenencia a la iglesia que lo vio crecer. En medio del rechazo de su comunidad adventista, fue contenido por la comunidad LGBT+. Y más tarde se autopercibió como persona de género “no binario” y se definió como persona “pansexual”. Luego de varios años, decidió volver a entregarle su vida a Jesús, para que lo restaure. Un par de meses después de su bautismo, hoy nos cuenta cómo transcurrió su experiencia, y dónde se encuentra hoy.