Solo tienes una cantidad finita de tiempo en la vida. En la primera semana, examinaremos si estás invirtiendo o desperdiciando tu tiempo extra.

La mayoría de nosotros, tenemos metas en la vida y soñamos con tener más posesiones, más poder, más popularidad. A través de la vida de Abraham, vemos que Dios quiere bendecirnos, pero hay un propósito mayor y es ser de bendición para otros.

No tenemos la responsabilidad de predecir lo que Dios está tramando. Pero tenemos la responsabilidad de ayudar a satisfacer las necesidades inmediatas de las personas.

Es posible ser una buena persona sin hacer nada bueno, pero eso no es bueno para nadie.

Es fácil ver los resultados de nuestras decisiones y saber si hemos ganado. Pero la mayor victoria ocurre incluso antes de que sepas el resultado.

La primera falta de la integridad hace que la segunda falta sea más fácil. Antes de que te des cuenta, se convierte en un patrón. Pero hay una manera de evitar que comience.

Nuestros apetitos representan una amenaza constante para nuestra integridad; y si no los controlamos, moldearán la dirección y la calidad de nuestras vidas.

A veces estamos dispuestos a ser malos para no quedar mal. Pero cuando estamos más preocupados por nuestra reputación que por nuestra integridad, eventualmente dañamos ambas.

Hay veces que sabemos que debemos hacer algo, incluso cuando no hay una regla escrita. Eso es porque hay un “debería” que está fuera de ti y sobre ti que no se originó contigo.