Nuestras mentes son herramientas poderosas. Mantienen nuestros recuerdos, almacenan información y nos ayudan a interpretar el mundo que nos rodea. Pero nuestra mente también alberga nuestras preocupaciones, sospechas y miedos. Con el tiempo, estas mentalidades pueden dejarnos atrapados. ¿Cómo evitas que una mentalidad se convierta en una trampa mental?

Durante tiempos complicados de nuestras vidas, las preguntas correctas no son: "¿por qué sucedió esto?" o "¿de quién fue la culpa?"... normalmente conocemos esas respuestas. La mejor pregunta: "¿Cómo podemos ayudar?"

Durante esta pandemia, las preguntas correctas no son: "¿por qué sucedió esto?" o "¿de quién fue la culpa?"... normalmente conocemos esas respuestas. La mejor pregunta: "¿Cómo podemos ayudar?"

Si tu objetivo principal es la obediencia de tus hijos, te estás preparando para fallar. En lugar de que la obediencia sea el objetivo, existe un objetivo diferente a largo plazo que te ayudará a ganar como padre/madre.

Cuando nuestros hijos se equivocan, nuestra tendencia es quitarles algo. Sin embargo, el castigo no debería ser el objetivo final de la disciplina, la restauración debería serlo.

Las mamás y los papás sueñan con un futuro donde sus hijos se conviertan en adultos y aún quieran volver a casa con regularidad para visitarlos. Como padres, hay algo que podemos hacer para sentar las bases para que ese sueño se convierta en realidad.

A veces, lo ideal parece estar fuera de todo alcance. Parte de ser un buen padre, madre y/o tutor es guiar a nuestros hijos hacia lo que es ideal, mientras los ayudamos a enfrentar la realidad en la que viven.

Cuando sentimos que nuestra vida se está derrumbando, comenzamos a preguntamos: ¿cómo continúo? ¿para qué sigo intentándolo? ¿para qué sigo invirtiendo?; Ese momento, nos indica que quizás nuestra esperanza está apoyada en algo que no es tan seguro como pensamos que iba a ser.

La incertidumbre no es nada nuevo... La incertidumbre que enfrentamos hoy no es diferente de la incertidumbre que enfrentan los hombres y mujeres de la Biblia; y como ellos, nos queda cuestionar la fidelidad de Dios, su presencia, su preocupación.

¿Cómo mantenemos la esperanza en un mundo que parece irremediablemente roto? ¿Cómo seguimos confiando en un Dios que parece notoriamente ausente? ¿Cómo encontramos la paz en un mundo que gira fuera de control? Si alguna vez ha hecho preguntas como estas, no estás solo... y no eres el primero.