Quienes valoran la salud son aquellos que han conocido su ausencia, y quienes valoran a su madre son aquellos que lamentablemente la han perdido. A menudo, damos por sentado las cosas que están siempre disponibles para nosotros, llegando incluso a considerarlas obligatorias. Sin embargo, solo cuando algo se convierte en una prioridad en nuestra vida, le otorgamos el verdadero valor que merece, ya que es lo que realmente toca nuestro corazón. Este cambio de perspectiva no se convierte en una carga, sino en un esfuerzo que abrazamos con entusiasmo, ya que lo consideramos una prioridad genuina. Es esencial reorganizar nuestras prioridades para comenzar a valorar las cosas que realmente importan, ya que, al fin y al cabo, solo vivimos un día a la vez.