La verdad y la pequeñez se niegan mutuamente porque la grandeza es verdad. La verdad no cambia; siempre es verdad. Cuando pierdes la conciencia de tu grandeza es que la has reemplazado con algo que tú mismo inventaste. Quizá con la creencia en la pequeñez; quizás con la creencia en la grandiosidad. Más cualquiera que ellas no pueden sino ser de mente porque no es verdad. Tu grandeza nunca te engañará, pero tus ilusiones siempre lo harán. Las ilusiones son engaños.