Desde el siglo XIX y gracias a la influencia de la cerámica de Faro, comienza en el concejo de Llanera una peculiar industria, una historia teñida de negro, maticemos, gracias al humo, y que llego a tener su momento y del que vivieron muchas familias.

Sus formas y colores no eran casuales, el color negro y su polivalencia como útiles de todo tipo, alcanzó una fama desmedida, no solo por su calidad sino por diseño y durabilidad.

Esta actividad alfarera tenia a numerosas familias de Villayo y alrededores atareados en una labor que llego a traspasar las fronteras del concejo y en donde le barro se convirtió en una materia prima de primer nivel.

Por desgracia, en los años 30 del pasado siglo, la actividad de los puchereros, iría languideciendo y hoy en día, solo nos queda un recuerdo que hoy en la radio nos apetecía recordar.