Como personas proféticas, debemos reconocer cómo "escuchamos" principalmente a Dios y también aprender y conocer otras "frecuencias" que usa. Como hijos suyos, tenemos la responsabilidad de usar nuestros diversos dones para bendecir a otros y ayudarlos a conectarse con nuestro Padre. Reconocer cómo escuchamos de Él es clave para este proceso.