Y no hay nada que reclamar,
Impredecible, indeciso, peligroso,
Así es su forma de existir.
Los días se escurren entre los dedos,
El sol se ahoga en sus aguas,
La vida arranca las páginas
y los efímeros pétalos
que me regalaste por la mañana.
Aparecen en el firmamento oscuro
la luna y las estrellas recién pintadas,
Me pregunto si algun día nos daremos cuenta,
Que no se puede detener para siempre el ocaso.
Es tan iluso como querer parar un corazón,
que vibra compasivo con quién lo permite
Y deja ir sin rencor.
Si algo sucede, que suceda hoy. Continuar