Reflexionar acerca de estas dos palabras: amor y amar y recordar si alguna vez hemos sentido estos conceptos.

La casa de oración no es un club social es un lugar santo y consagrado para alabar al único Dios vivo.

La biblia nos enseña que somos administradores de los bienes de Dios y que debemos de gestionarlos de manera responsable y sabia.

Meditar en el mensaje y utilizarlo como espejo espiritual, siempre mirando si logramos lo que Dios nos ha pedido que hagamos.

Ser conscientes que los padres son una figura de autoridad establecida por Dios para nuestra guía e instrucción.

¿Sabemos distinguir las profecías que ya han tenido su cumplimiento de las que se están cumpliendo o su desenlace será en un futuro?

Tenemos que poner nuestros ojos donde está Cristo, siendo Él la dádiva de vida eterna.

El entregar nuestra vida a Dios nos llevará al éxito eternal, hay que poner en orden nuestras prioridades donde la principal es buscar a Dios

¿Sabías que...? comprender el proceso del tamo y por que lo arrebata el viento

Que el cuidado de nuestro templo no debería de ser únicamente espiritual sino también físico.