Apriete las algas y eche pa’lante con un plan. La periodista nos dice que la fórmula no es cerrar los ojos, sino todo lo contrario.

De cualquier lado que se mire, con LUMA salimos perdiendo, dice Wilda Rodríguez. ¿Por qué no pudimos evitarlo? ¿Podremos sacar ahora a LUMA?

Wilda Rodríguez advierte que hay una agenda para despolitizar nuestra sociedad y entregarle la voluntad pública al gobierno. La pretensión de que se proteste en silencio contra LUMA es parte de ese plan.

“Ya el país está en paro nacional”, nos dice Wilda Rodríguez al analizar la incoherencia en la propuesta de paro nacional convocada por unos sindicatos menoscabados por las circunstancias de la pandemia, un gobierno decidido a romperle la espina dorsal, y una población parada y paralizada parcialmente.

Wilda Rodríguez propone que evaluemos nuestra situación personal ante la nueva normalidad de incertidumbre y transición caótica que se nos avecina en todos los renglones de la vida puertorriqueña. Y nos hace un quiz.

Luma es el último episodio de la demolición sistemática de todo lo que podía significar un desarrollo sostenible. Mantenernos en la indefensión. Hay que educar sobre esa realidad para que al menos no nos joroben por brutos.

Wilda Rodriguez reflexiona sobre expresiones de amigos que ponderan irse. De las redes sociales, del país...y hasta de la vida.

Wilda Rodriguez plantea que el estado y la prensa oficialista controlan un libreto para mantener la discusión pública dentro de sus parámetros. Ese libreto es puro aguaje, nos dice. Teoriza que casi la mitad del país ya lo ha abandonado y vive al margen del estado. Plantea una estrategia espontánea para sacar más gente de ese libreto.

Entrando a su serie de filosofía culinaria, Wilda Rodríguez nos habla de la cocina como tema nacional por excelencia… cultural y político.

Estamos dejando a un lado el análisis político del país para dedicarnos solo a las tragedias, escándalos y hasta frivolidades que se suceden vertiginosas, nos dice Wilda Rodríguez. Por más legítimo que eso sea, corremos el riesgo de ser turistas en nuestra propia tierra.