
Sign up to save your podcasts
Or
¿Prefieres escuchar esta carta con todo y mi voz? Activa el audio con el botón de arriba 👆🏼
Querida persona que me lee:
A veces los mejores compañeros de vida son los que menos esperamos. Como un cachorro que aparece en tu puerta o el amigo que…
Mi mejor amigo y yo no empezamos con el pie derecho. En primaria, yo lo consideraba el ser más odioso del planeta. Teníamos una competencia insana por ver quién levantaba la mano primero. Nos mirábamos con recelo mutuo desde extremos opuestos del salón.
Todo cambió cuando la maestra, en un acto de infinita sabiduría… o crueldad malsana (nunca lo sabremos), decidió sentarnos en la misma banca larga. De pronto, tuvimos que compartir espacio, útiles escolares y, eventualmente, secretos. Lo que empezó como una tortura se convirtió en complicidad. Descubrimos que ambos jugábamos los mismos videojuegos y nos caía mal la misma gente del salón.
Hoy, décadas después, sigue siendo mi mejor amigo y se acaba de casar. ¿No sería genial si en la vida adulta pudiéramos hacer eso? Forzarnos gentilmente a conocer lo diferente, a darle una oportunidad a quien nos parece incompatible.
El menú de hoy incluye un libro sobre conexiones inesperadas 📚, una canción que te hará reflexionar sobre si te alcanza tiempo para ver a los tuyos 🎵 , un cuento sobre algoritmos que se equivocan 🖊️ y una reflexión sobre los encuentros en la era digital 💭.
Un gato callejero llamado Bob de James Bowen es la historia real de cómo un músico callejero con problemas de adicción encuentra salvación en la forma más inesperada: un gato pelirrojo que aparece en su departamento.
Si crees que sólo los seres humanos podemos salvar otros seres humanos, piénsalo dos veces: James estaba hundido en la adicción a la heroína, sobreviviendo apenas en las calles de Londres cuando Bob apareció. No buscaba una mascota, mucho menos la responsabilidad de cuidar a otro ser vivo cuando apenas podía cuidarse a sí mismo.
Pero un gato se convirtió en su ancla, su razón para levantarse, su compañero de trabajo tocando música en las calles. La gente empezó a acercarse no solo por la música, sino por ver a este gato naranja que se sentaba tranquilamente junto a James mientras tocaba la guitarra.
Hablando de juntarse con quien menos lo esperas, es una buena lectura para fines de semana lluviosos.
Me voy enterando de que hay una peli, pero el libro lo puedes conseguir en el siguiente enlace de Amazon.
Los encuentros accidentales tampoco tienen que ser tan personales. Yo soy fan de la banda británica Elbow sólo desde el 2012; el grupo se formó en 1990. ¿Cómo me acuerdo tan bien de que fue en 2012 cuando empecé a oírlos?
Porque tocaron en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres en un año en el que Shazam no existía, así que ahí me tienes tratando de descifrar letras para insertarlas en Google y saber quién diablos estaba tocando.
Siguen haciendo muy buen rockcillo. Para muestra, el botón de abajo:
Match.Error
El algoritmo de ConectApp tenía un 99.7% de precisión. Era su mayor orgullo y su principal argumento de venta. Por eso, cuando Marina recibió la notificación de su match perfecto, casi escupe el café.
Ricardo Domínguez. Compatibilidad: 98%
Imposible. Ricardo parecía todo lo que ella detestaba: fanático del futbol americano (ella odiaba los deportes), amante del reggaetón (ella era metalera de clóset), muy extrovertido (ella prefería los libros a las fiestas).
El mensaje de error apareció cinco minutos después: “Hubo un fallo en el sistema. Tu verdadero match es Rodrigo Domínguez”
Pero Marina ya había abierto el chat con Ricardo y escrito un tímido “Hola”. Un mensaje de él se apareció al minuto. “¡Qué sabio es el algoritmo! Alcanzo a ver en tu biblioteca un libro de Murakami”.
Hablaron mucho de literatura. En su primera cita presencial, Marina descubrió no sólo que Ricardo leía a Sally Rooney, sino que su amor por el americano venía de ver los partidos con su abuelo ya fallecido, y que ponía reggaetón sobre todo cuando hacía el aseo… El gato de Ricardo era como ella, no aguantaba el género.
¡Ricardo tenía un gato! Como el que Marina pensaba si era bueno tener.
El algoritmo había fallado. O tal vez, pensó Marina mientras Ricardo le contaba sobre su colección secreta de vinilos de metal progresivo, había funcionado a la perfección.
Vivimos en una época paradójica. Por un lado, la tecnología nos permite conectar con personas al otro lado del mundo que comparten nuestros intereses más específicos. Puedo encontrar un grupo de WhatsApp dedicado exclusivamente a fans de la tipografía Palatino que además aman el café de especialidad. La especificidad es casi ridícula.
Pero por otro, hemos perdido la serendipia de los encuentros casuales. Es raro que hablemos con el extraño en la fila del súper (menos en ciudades grandes). A veces ni conocemos a nuestros vecinos.
Los algoritmos nos muestran sólo lo que queremos ver, creando burbujas de personas idénticas a nosotros.
Me pregunto si no estamos perdiendo algo fundamental: la riqueza de lo inesperado. Como mi amistad de primaria, que tal vez nunca hubiera florecido sin el aleteo de una mariposa: la profesora.
Necesitamos más bancas largas en nuestras vidas adultas. Más situaciones que nos obliguen suavemente a conocer lo diferente. En las que no dejemos que los algoritmos lo hagan todo por nosotros, sino que podamos preguntarle a un humano por alguna recomendación, como las que existen en estas cartas.
Porque al final, los mejores compañeros de vida, esos que realmente nos cambian la existencia, rara vez vienen en el paquete que esperamos.
¡Hasta el miércoles.
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,J. McNamara, aka Geeknifer.
Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram.
Escúchame en Spotify, Apple Podcast y YouTube
3.7
33 ratings
¿Prefieres escuchar esta carta con todo y mi voz? Activa el audio con el botón de arriba 👆🏼
Querida persona que me lee:
A veces los mejores compañeros de vida son los que menos esperamos. Como un cachorro que aparece en tu puerta o el amigo que…
Mi mejor amigo y yo no empezamos con el pie derecho. En primaria, yo lo consideraba el ser más odioso del planeta. Teníamos una competencia insana por ver quién levantaba la mano primero. Nos mirábamos con recelo mutuo desde extremos opuestos del salón.
Todo cambió cuando la maestra, en un acto de infinita sabiduría… o crueldad malsana (nunca lo sabremos), decidió sentarnos en la misma banca larga. De pronto, tuvimos que compartir espacio, útiles escolares y, eventualmente, secretos. Lo que empezó como una tortura se convirtió en complicidad. Descubrimos que ambos jugábamos los mismos videojuegos y nos caía mal la misma gente del salón.
Hoy, décadas después, sigue siendo mi mejor amigo y se acaba de casar. ¿No sería genial si en la vida adulta pudiéramos hacer eso? Forzarnos gentilmente a conocer lo diferente, a darle una oportunidad a quien nos parece incompatible.
El menú de hoy incluye un libro sobre conexiones inesperadas 📚, una canción que te hará reflexionar sobre si te alcanza tiempo para ver a los tuyos 🎵 , un cuento sobre algoritmos que se equivocan 🖊️ y una reflexión sobre los encuentros en la era digital 💭.
Un gato callejero llamado Bob de James Bowen es la historia real de cómo un músico callejero con problemas de adicción encuentra salvación en la forma más inesperada: un gato pelirrojo que aparece en su departamento.
Si crees que sólo los seres humanos podemos salvar otros seres humanos, piénsalo dos veces: James estaba hundido en la adicción a la heroína, sobreviviendo apenas en las calles de Londres cuando Bob apareció. No buscaba una mascota, mucho menos la responsabilidad de cuidar a otro ser vivo cuando apenas podía cuidarse a sí mismo.
Pero un gato se convirtió en su ancla, su razón para levantarse, su compañero de trabajo tocando música en las calles. La gente empezó a acercarse no solo por la música, sino por ver a este gato naranja que se sentaba tranquilamente junto a James mientras tocaba la guitarra.
Hablando de juntarse con quien menos lo esperas, es una buena lectura para fines de semana lluviosos.
Me voy enterando de que hay una peli, pero el libro lo puedes conseguir en el siguiente enlace de Amazon.
Los encuentros accidentales tampoco tienen que ser tan personales. Yo soy fan de la banda británica Elbow sólo desde el 2012; el grupo se formó en 1990. ¿Cómo me acuerdo tan bien de que fue en 2012 cuando empecé a oírlos?
Porque tocaron en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres en un año en el que Shazam no existía, así que ahí me tienes tratando de descifrar letras para insertarlas en Google y saber quién diablos estaba tocando.
Siguen haciendo muy buen rockcillo. Para muestra, el botón de abajo:
Match.Error
El algoritmo de ConectApp tenía un 99.7% de precisión. Era su mayor orgullo y su principal argumento de venta. Por eso, cuando Marina recibió la notificación de su match perfecto, casi escupe el café.
Ricardo Domínguez. Compatibilidad: 98%
Imposible. Ricardo parecía todo lo que ella detestaba: fanático del futbol americano (ella odiaba los deportes), amante del reggaetón (ella era metalera de clóset), muy extrovertido (ella prefería los libros a las fiestas).
El mensaje de error apareció cinco minutos después: “Hubo un fallo en el sistema. Tu verdadero match es Rodrigo Domínguez”
Pero Marina ya había abierto el chat con Ricardo y escrito un tímido “Hola”. Un mensaje de él se apareció al minuto. “¡Qué sabio es el algoritmo! Alcanzo a ver en tu biblioteca un libro de Murakami”.
Hablaron mucho de literatura. En su primera cita presencial, Marina descubrió no sólo que Ricardo leía a Sally Rooney, sino que su amor por el americano venía de ver los partidos con su abuelo ya fallecido, y que ponía reggaetón sobre todo cuando hacía el aseo… El gato de Ricardo era como ella, no aguantaba el género.
¡Ricardo tenía un gato! Como el que Marina pensaba si era bueno tener.
El algoritmo había fallado. O tal vez, pensó Marina mientras Ricardo le contaba sobre su colección secreta de vinilos de metal progresivo, había funcionado a la perfección.
Vivimos en una época paradójica. Por un lado, la tecnología nos permite conectar con personas al otro lado del mundo que comparten nuestros intereses más específicos. Puedo encontrar un grupo de WhatsApp dedicado exclusivamente a fans de la tipografía Palatino que además aman el café de especialidad. La especificidad es casi ridícula.
Pero por otro, hemos perdido la serendipia de los encuentros casuales. Es raro que hablemos con el extraño en la fila del súper (menos en ciudades grandes). A veces ni conocemos a nuestros vecinos.
Los algoritmos nos muestran sólo lo que queremos ver, creando burbujas de personas idénticas a nosotros.
Me pregunto si no estamos perdiendo algo fundamental: la riqueza de lo inesperado. Como mi amistad de primaria, que tal vez nunca hubiera florecido sin el aleteo de una mariposa: la profesora.
Necesitamos más bancas largas en nuestras vidas adultas. Más situaciones que nos obliguen suavemente a conocer lo diferente. En las que no dejemos que los algoritmos lo hagan todo por nosotros, sino que podamos preguntarle a un humano por alguna recomendación, como las que existen en estas cartas.
Porque al final, los mejores compañeros de vida, esos que realmente nos cambian la existencia, rara vez vienen en el paquete que esperamos.
¡Hasta el miércoles.
¿Es tu primera vez? Te dejo más cartas aquí.
Con cariño libre de virus,J. McNamara, aka Geeknifer.
Puedes ponerte en contacto conmigo por Instagram.
Escúchame en Spotify, Apple Podcast y YouTube
4,404 Listeners
111,001 Listeners
1,203 Listeners
9 Listeners
1,792 Listeners
71 Listeners
449 Listeners
150 Listeners
827 Listeners
454 Listeners
135 Listeners
259 Listeners
23 Listeners
22 Listeners
128 Listeners